Hamburgo: ¿qué ver en la ciudad de la Hamburguesa?

La primera vez que escuché la palabra Hamburgo no me vino ninguna imagen a la cabeza.

La segunda ciudad más grande de Alemania era una gran incógnita para mi… ¿Hamburgo, qué hay en Hamburgo? ¿La ciudad de la hamburguesa? ¿Por dónde cae? ¿Merece la pena visitarla?

 Hoy ese papel en blanco se ha llenado de color, olores y sabores.

¿Quieres saber qué puedes encontrar en esta ciudad llena de vida? Pues vamos al lío.

Antes de comenzar a desgranar qué lugares tienes que visitar, cómo llegar hasta ellos y bla, bla, bla, voy a situarte en el mapa.

Hamburgo se localiza en el norte de Alemania, a “tiro de japo” del Mar del Norte, del mar Báltico y de tierras danesas.

A pesar de situarse a 100 km del mar, es el segundo puerto marítimo de Europa gracias a la navegabilidad del río Elba.

Una ciudad marcada por el agua, el comercio, los puertos, los barcos, las grúas y los contenedores de mercancías.

Sólo les falta tener una vendedora de sardinas cantando en alemán: “desde Santurce a Bilbaooooo, vengo por toda la orillaaa…” para pasar a ser un barrio de Bilbao.

«Efectiviwonder», el nombre «hamburguesa» procede de Hamburgo. Entonces…¿por qué las hamburguesas son el símbolo por excelencia de la comida americana?

Vamos con una clase de historia 4.0, «made in Wikipedia»:

El señor de McDonals no fue el inventor de la doble con queso, los romanos ya se daban atracones de los «happy meal» de su época a base de carne despiezada con especias.

Según el «callabocas del siglo XXI» (Wiki) el origen de las hamburguesas se remonta a los pueblos tártaros. Estos señores colocaban la carne picada bajo la montura del caballo para ir amasándola mientras cabalgaban. Para que luego digan que los hombres no podéis hacer dos cosas a la vez…?.

Estos pueblos «tan apañaos» llegaron hasta el norte de Alemania donde por aquel entonces existía un gran comercio marítimo y puertos comerciales muy importantes. Uno de ellos: Hamburgo.

En el siglo XIX los alemanes comenzaron a emigrar desde Hamburgo a EE.UU y con ellos se llevaron su gastronomía y tradiciones (igual que tú te llevas el jamón envasado cuando te vas de viaje).

Los restaurantes de la Gran Manzana comenzaron a ofrecer filetes al «estilo de Hamburgo» y bla, bla, bla…

Si quieres seguir culturizándote sobre los orígenes de la hamburguesa, aquí puedes empaparte de toda la historia.

El aeropuerto de Hamburgo está perfectamente comunicado con Hamburgo a través de una red de trenes de cercanías. 

Tras bajar del avión, coger la maleta y hacer un pis (sé que tú también vas al baño) sigue las señales con la letra «S».

Para comprar el billete acércate hasta cualquiera de las máquinas que verás junto a la entrada, selecciona idioma español, el destino (si vas al centro elige Hauptbahnhof), mete las moneditas y listo.

Súbete en la línea 1 dirección Blankenese y en 30 minutos estarás en el centro de Hamburgo sano y salvo.

• Recorre la zona monumental junto al ayuntamiento (Rathaus). La palabra que mejor describe este lugar es imponente. Además, si tienes la suerte de visitar la ciudad en Navidad, podrás disfrutar de uno de los mercadillos navideños (Weihnachtsmarkt en alemán) más bonitos del norte de Alemania.

• Pasea por los lagos. Junto al ayuntamiento se encuentran los dos lagos artificiales de Hamburgo: Binnenalster o lago pequeño y Aussenalster o lago grande. Puedes hacer un recorrido en barco por el Aussenalster y alucinar con las casas de los “pobres” que viven en las orillas del mismo.

• Navega por los canales de Speicherstadt: la ciudad almacén. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este complejo de almacenes (el más grande del mundo y con un nombre imposible de pronunciar), es uno de los lugares imprescindibles si visitas Hamburgo. Fueron construidos en ladrillo rojo, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX y en su interior se guardan especias, café, té, tabaco y alfombras orientales. Pasear por los puentes que los unen o recorrer en barco los canales que los separan, te mete de lleno en una película.

• Adéntrate en un barco por el barrio portuario de Hafen City. Grúas gigantes, contenedores marítimos de todos los colores y edificios de ciencia ficción como el de la filarmónica de Hamburgo. Todo esto te espera en los recorridos que parten de Landungsbrücken con una hora de duración.

• ¿Quieres un poco de juerga? Mueve el esqueleto por Saint Pauli. El “barrio rojo” de Hamburgo es el más fiestero y canalla. En sus bares comenzaron a tocar unos chavales, por aquel entonces desconocidos: los Beatles. En Navidad puedes disfrutar del mercadillo navideño más picante de la ciudad, donde además de vino caliente, puedes llevarte a casa otros juguetitos?

¿Te apetece cenar en un banco?

En uno de madera no…en uno de los que guardan la pasta gansa.

Si quieres vivir una experiencia diferente reserva una mesa en el Die Bank, un antiguo banco reconvertido en restaurante.

El lugar NO es barato, de hecho es bastante caro, pero si quieres darte un caprichito, celebrar algo especial y tirar la casa por la ventana te lo recomiendo. La calidad de la comida es de 10 y el lugar es chulísimo.

Ojo, algo que NUNCA te puede faltar si viajas por libre es un seguro de viaje.

Sí, yo también he viajado en el pasado a lo loco pensando que nunca me iba a ocurrir nada pero… “al que anda le pasa”. Esto es como las vacunas, por favor, coge un seguro, el que más rabia te de pero lleva siempre uno. Si lo reservas desde aquí, tienes un 5% de descuento por ser lector de este blog.

Si quieres hacer un viaje a Alemania y conocer otras ciudades, échale un ojo a estos artículos:

• El castillo de Neuschwanstein en Baviera
• La Ruta Romántica
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