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El viaje comienza con los preparativos

Un viaje no comienza el primer día de tus vacaciones sino en el momento en que te planteas viajar, es entonces cuando tu cabeza empieza a echar humo con todo tipo de preguntas: ¿dónde voy? ¿me llegará la pasta o tendré que vender algún órgano para financiarme la semanita (15, 30 o 200 días) en «X» lugar?

La decisión

Ufff, qué decisión, no sé a ti pero a mi me resulta muyyyyyy complicado elegir destino, ¡quiero ir a tantos sitios! La elección depende de muchos factores:

  • La compañía. No es lo mismo viajar solo o acompañado, con novio/a o con amigos, con pareja o con la familia al completo, con un adolescente en fase de anormalidad profunda o con un bebé.
  • La pasta. Depende de lo lleno que tengas el bolsillo tu destino puede variar bastante, no es lo mismo irte de mochilero que pirarte Bora Bora a cuerpo de rey.
  • Miedos. ¿Tu también has tenido miedo alguna vez de viajar a destinos «menos conocidos o habituales»? vamos, salirte del típico pack: Paris, Roma, Londres y Punta Cana. Coge tu miedos, cómetelos y deposítalos en el water porque no te van a servir para nada más en tu vida viajera.
  • Frikismo. Tus gustos influyen y mucho en la elección. Hay gente que flipa con viajar a EE.UU para poner su mano encima de la de Marylin Monroe en el paseo de la fama, a mi me pirran los sitios donde la forma de vida no tenga nada que ver con la occidental.
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¿Pulserita en hotelazo o mochilero guarro?

¿Y tú de qué eres? ¿vainilla o chocolate?, difícil decisión.

Aunque seguro que te tira más una opción que otra (depende a veces de la edad y lo llena que tengas la cartera, claro), puedes disfrutar de lo lindo tanto en un hotelazo como echándote la mochila al hombro y durmiendo donde el destino te lleve.

Quizás esta parte de la organización pre-viaje la tienes más que chupada y ni loco se te pasa por la cabeza una u otra opción porque tu eres 100%:

  • A. Carne de hotel. A ti lo que te gusta es ir tranquilo a tu destino, sin preocupaciones de dónde dormiré hoy o si mañana podré lavar los calcetines sucios en el abrevadero de los animales que hay junto al albergue. Aprecias los detalles, la mantequilla de la buena en el desayuno, manchar todos los platos que quieras para comer y olvidarte del fairy durante unos días. La piscina-bar te vuelve loco y no hay nada que te provoque más euforia que llegar a la habitación y ver que te han hecho un cisne con las toallas del baño.
  • B. Mochilero Caracol. Tu mochila es tu casa, tu modo de vida, te sale sarpullido genital al pensar en hoteles y pulseritas «todo incluido». Te mola la incertidumbre, ese no sé qué que qué sé yo que provoca el no tener rumbo fijo ni planes establecidos. Disfrutas cenando galletitas saladas y todo tipo de tentempiés «take away» en la habitación y explotas de la emoción cuando consigues cerrar la mochila con TODO en su interior sin tener que llevar las zapatillas olorosas colgando de los cordones. Por cierto, ¿sabes qué objetos son imprescindibles para un viaje mochilero? aquí te lo cuento.
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Un plan de ahorro más complejo que un manual de física cuántica

No me digas que no has hecho mil cuentas de la vieja para cuadrar el dinero y que tus vacaciones sean compatibles con poder comer hasta final de mes.

Nada más tomar la decisión: «sí, este año me voy», la calculadora comienza a echar humo y te haces un auténtico plan de negocio y análisis financiero de aquí a 3 años vista.

En tus cuentas todo fluye, quito de aquí, una cerveza menos cada viernes, no piso Zara hasta el bicentenario de la muerte de Amancio, a comer de tupper de madre…después de esta tesis doctoral puedes sacar de la crisis a medio mundo.

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Alegrías inesperadas

Esto te pasa por no hacerle caso a tu madre.

Seguro que mil veces le has escuchado decirte: «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy». A lo que tu habrás contestado siempre con un «sí, mamá, sí» automático mientras pensabas en la cena del sábado.

¡Pues mira qué razón tenía tu madre!, ese vuelo estupendo que viste por dos duros el otro día hoy cuesta un ojo de la cara.

No me digas que nunca te ha pasado esto: entras a cotillear vuelos en cualquier buscador de vuelos o compañía aérea y chaaannn, chollazo de vuelo a Tombuctú (por cierto, este lugar perdido pinta muy bien) pero por mil razones como las siguientes no te decides a comprarlo en ese momento:

  • A. Tienes la tarjeta en la cartera, que a su vez está en el cazadora que a su vez está en el armario… y tu estás atrapado en el sofá sin capacidad alguna de movimiento humano.
  • B. Tu mente agarrada piensa: «seguro que mañana está más barato, esta gente siempre me la juega para que pague más, esta vez no, esta vez gano yo». Toma jeroma pastillas de goma, pues va a ser que esta vez, tu, tampoco ganas.
  • C. El indeciso. Qué jodida es la indecisión en la vida, para todo, lo único que te trae es un montón de ¡vuelos baratos perdidos!

Ryanair y su afición por tocar las pelotillas

Aquí te he tocado la fibra, seguro. Ryanair…es como un novio/a, a ratos le quieres a ratos le odias.

Siempre te tienta, con sus ofertas inexplicables en vuelos…¿cómo puede ser que valga menos volar de Madrid a un pueblo perdido de Polonia que un café de Starbucks? Yo tampoco entiendo nada.

Al final caes, como todos, y ahí… ya te han jodido. Conseguir comprar SÓLO el billete de avión, por no hablar de facturar, es digno de un guión para MISIÓN IMPOSIBLE.

Yo creo que en lugar de irlandeses son expertos turcos instruidos en los mejores zocos del mundo, te lo venden todo: «bueno, bonito y barato, compra compra amigo, habibi».

El ordenador maldito

Querido Murphy, no se por qué te han puesto ese jodido nombre ni sé de dónde eres pero sólo puedo decirte que eres un poquito cabrón.

Estas cosas pasan siempre en el «mejor» momento de tu vida, en esa fase de vida o muerte antes de un gran acontecimiento:

  • Mientras imprimes las chuletas para el examen (dos horas antes por supuesto) te quedas sin tóner.
  • Decides vender tu coche viejo, que ha tirado como un campeón toda la vida, y zas en el momento de la venta se auto inmola.
  • Vas a facturar por fin el billete de Ryanair…y te peta el ordenador. No sé cuantas veces me he podido cagar en el puñetero icono del reloj de arena de Windows o la ruletita de colores del MAC.

Noticiones

Ya está, tienes todo planeado. Te has comprado la guía, los billetes, has ojeado hotelazos (por puro vicio como yo o porque te lo puedes permitir de verdad), todos tus amigos ya te odian por irte de vacaciones a «X» lugar…y es entonces cuando recibes la gran noticia: «no te puedes coger las vacaciones en esas fechas», «no te damos 2 semanas seguidas», «nos ha salido un trabajo que no puede esperar», «bla, bla bla bla bla bla» (aquí ya sólo oyes ruidos de fondo y un mono tocando los platillos).

NOOOOOOOOOOOOO.

Como diría mi madre, qué mala lechuga (mala leche) haces en esos momentos, sólo puedes pensar: «por qué a miiiiii».

Momento búho

Quizás esto sólo me pase a mi….mmmmm…no lo creo. La noche anterior al viaje estoy acojonada, tengo taaaaantos nervios en la tripa que no pego ojo, vuelta para aquí, vuelta para allá.

Mi cerebro está más activo que nunca: «¿me gustará el destino?, ¿será como sale en las películas?, ¿llegará mi mochila al destino?, si no llega…¿dónde me compro bragas?

Bueno he de confesar que además de todas estas preguntas…mi mayor temor es el avión, ese maldito pájaro de hierro que me trae por la calle de la amargura. ¿A ti también?

Ingenieros del mundo ya estáis tardando en inventar la máquina teletransportadora…¡que en regreso al pasado (¿o era al futuro?) la tienen!

Cuando el avión te sonríe

Este momento es LO MÁS. Si has tenido la suerte de viajar en uno de esos aviones con pantallitas en cada asiento (clase turista tranquilo, en business supongo que tendrán sala de cine ;-D) seguro que has vivido estas sensaciones y momentos:

  • Te sientas y ves la pantalla, piensas biennnn, un entretenimiento para dejar de pensar que no piso suelo.
  • La enciendes y tocas todos los botones, por supuesto.
  • Intentas varias veces salir del idioma árabe (si has volado a Asia con la típica paradita en Doha/Dubai sabes de lo que hablo), entras, sales, entras, sales.
  • Después de media hora consigues entrar a ver las películas y tachannnnnn tienen varias en Castellano…¡y de las de ahora, no Ben-Hur y las tablas de la ley!

Hogar, dulce hogar

Casi todos los viajes tienen su regreso, salvo los de algún que otro blogger de viajes al que odio infinitamente por «vivir de viaje» (un día de estos me lío la manta a la cabeza y me voy), y el regreso también tiene sus momentazos inesperados o mejor dicho mal organizados.

Esas plantas que dejaste verdes, vivas, en todo su esplendor…ahora están más pochas que los higos chungos y tu gato quizás te haya redecorado la casa a base de uña bien afilada. ¡WELCOME HOME!

Comienza de nuevo la rueda, ¡ponte a preparar tu próximo viaje!

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Comentarios:

4 comentarios en “Aventuras que todos «sufrimos» para organizar un viaje


John
8 de septiembre de 2016

Hola! Me encanta tu blog.
Soy de Rep. Dominicana… Sí, donde está Punta Cana.
RD es más (MUCHO MAS) que Punta Cana…

    Marta
    10 de septiembre de 2016

    Hola John

    ¡Me alegro mucho de que te mole el blog!

    Todavía no conozco tu país pero espero hacerlo pronto.

    Muchas gracias por comentar y pasarte un rato por el blog.

    ¡Un saludo!

Kine
19 de abril de 2015

"Un mono tocando los platillos"… la de estrés que genera preparar un viaje… pero nos encanta, Por cierto yo me pongo de los nervios hasta cuando tengo que coger un bus para ir a Santander… Habría que añadir un capítulo de técnicas de relajación en las guías de viaje, cajas de cerales y en los prospectos de la biodramina.

    19 de abril de 2015

    Jajaja, totalmente de acuerdo, voto por las técnicas de relajación en las cajas de cereales YA.