Octubre se coge con ganas, después de los calores del verano, a todos nos apetece ponernos un jersey de lana bien gordo.
Si por suerte tienes un pueblito bueno al que acudir el fin de semana, Octubre, te recordará a uva, pimientos asados y txistorra a la brasa.
Ahora que te has evadido completamente del curro recordando el olor a leña es probable que pienses:
“Uy, si yo tengo unos días libres todavía… ¿A dónde me puedo ir de vacaciones en Octubre? El pueblo está muy bien pero he acabado hasta los cojo…de él este verano…”
Aquí van dos destinos irresistibles para saber a dónde viajar en octubre:
- Un clásico como la ruta del Chianti en la Toscana.
- Un lugar para los amantes de la aventura: Lhasa.
Foto: Antonio Cinotti
A dónde viajar en octubre: La Toscana
Una semana poniéndote fino de vino y tortelliniSerá por las pelis ñoñas pero es pensar en un viajecito en coche por la Toscana italiana y se me ponen los pelos como escarpias: imágenes bucólicas de viñedos, alcohol como para una boda y todos los tipos de pasta que quieras.
La ruta del Chianti une dos de las ciudades más bonitas de Italia: Florencia y Siena.
Foto: Jason Pitcher
¿Cómo llegar a la Toscana?
Para llegar hasta allí, entre tres millones de opciones, puedes:
- Volar directamente al aeropuerto de Florencia, a 4 km del centro de la ciudad.
- Pillarte un vuelo por dos chelines a Pisa (a 1 hora de Florencia) con Ryanair.
Si optas por la última opción y mides más de 1,50 llegarás con las rodillas gangrenadas por los 10 mm de distancia entre asientos pero con el bolsillo con más dineritos para gastar.
Foto: Alex
¿Qué puedes hacer una semana en la Toscana?
- Recorre Florencia de cabo a rabo. Puedes pegarte meses contemplando todo el arte que acumula esta ciudad ya que la mayoría de los grandes artistas italianos pasaron alguna temporadita en suelo florentino. Igual con suerte se te pega algo y a tu regreso te tallas en mármol un “David”.
- Explora los viñedos desde Montefioralle y Panzano.
- Ponte hasta la coronilla de vino en Montalcino y Montepulciano.
- Quédate con la boca abierta descubriendo la ciudad etrusca de Cortona.
- No te pierdas Radda in Chianti y la abadía de Badia a Coltibuono.
- Piérdete por las calles medievales de Siena visitando el Palazzo Público, el Museo Cívico, la Casa di Santa Caterina y por supuesto el Duomo.
- Desde Siena haz una escapadita al campo para conocer la abadía de San Galgano.
- Come, bebe, come, bebe, come, bebe hasta que no recuerdes como te llamas, después pasa la moña echándote una siesta a la sombra de un ciprés en los campos de la Toscana. ¿Buen plan no?
- Recorre La Toscana en Vespa y siéntete como un «italianini» auténtico. Un regalazo perfecto.
- Descubre la ruta del Chianti en un Fiat 500 y regresa a la Italia de los años 60.
¿Te has planteado alguna vez hacer un intercambio de casas? Yo lo he probado por 1º vez en mi vida en La Toscana y ha sido la pera limonera.
Si quieres saber cómo funciona y mi experiencia italiana, echa un ojillo a este artículo.
Foto: Antonio Cinotti
Datos útiles sobre La Toscana
Ojo, algo que NUNCA te puede faltar si viajas por libre es un seguro de viaje (sí, aunque viajes por Europa).
La tarjeta sanitaria europea te da los mismos derechos de sus habitantes pero te aseguro que, en la mayoría de países, las condiciones no son tan buenas como en España. En muchos hay que pagar la visita médica, por ejemplo.
Un seguro de viaje, además de cubrir todo esto, incluye problemas con tu equipaje, robos, repatriación o traslado de un familiar en caso de hospitalización. Cosas que no incluye la tarjeta sanitaria europea.
Yo también he viajado en el pasado a lo loco pensando que nunca me iba a ocurrir nada pero… “al que anda le pasa”. Esto es como las vacunas, por favor, coge un seguro, el que más rabia te de pero lleva siempre uno. Si lo reservas desde aquí, te llevas un 5% de descuento por ser lector de este blog.
Lhasa
Entre picos y monjes tibetanosLhasa, la capital del Tíbet, hoy bajo dominación china, siempre me hace soñar con paisajes que quitan el hipo: picos nevados, monjes arrugados como una pasa, templos espectaculares, banderitas de colores y paz, mucha paz.
Antes de nada…¿Dónde está Lhasa?
¿Cómo llegar a Lhasa?
Llegar al Tíbet es un poco más complicado que a cualquier otra zona de China, los amigos de los ojos rasgados son un poco recelosos y no les mola mucho que la visiten extranjeros.
Los dos accesos más habituales son:
- Vía Nepal: necesitas tener contratado el traslado hasta el Tíbet con una agencia autorizada y ticket de ida y vuelta.
- Vía China: además del visado chino necesitas un permiso de entrada al Tíbet. En el momento de realizar el visado chino no digas ni mú sobre tu viaje a la tierra del Dalai Lama ya que, como te he comentado, son un poco picajosos con este tema.
Una vez tengas el permiso de entrada, desde China puedes llegar hasta Lhasa:
- Por aire: en avión desde varias ciudades chinas como: Pekín, Chengdu, Shanghai o Kunming.
- Por tierra: en el tren más alto del mundo, tardarás un cojón en llegar pero las vistas serán impresionantes.
¿Qué puedes hacer una semana entre cumbres?
- Relájate: el primer día tómatelo con calma para aclimatarte a la altura y que no te de un chungo.
- Visita el Jokhang y su interior a rebosar de velas. Puedes unirte a los monjes y recorrer el templo como uno de ellos.
- Sube al Palacio de Potala (el que sale en toooooodas las fotos del Tíbet). En su día fue la chozita del Dalai Lama, hoy en día es un «almacén» de reliquias budistas.
- Acércate hasta el monasterio de Drepung, uno de los monasterios budistas más grandes del mundo.
- Alquila un todoterreno para recorrer los alrededores de Lhasa visitando monasterios como Sera, Ganden y Samye.
- No te pierdas el lago Namtso.
- Norbulingka, el antiguo palacio de verano del Dalai Lama.
Foto: Dennis Jarvis
Datos útiles sobre Lhasa
- Vuelos: ¡Reserva los vuelos a China antes de que suban!
- Alojamiento: Echa una ojeadita a los hoteles de Lhasa.
Hoy en día ya no contemplo viajar sin datos en el móvil para poder mirar Google Maps, pillar un Uber o lo que sea que necesite.
En Europa con el roaming gratis ya no hay problema pero en el resto del mundo lo tienes chungo pastel. O compras una sim con datos o te pasas medio viaje buscando wifi como loco.
Lo que ocurre con las SIM que puedes encontrar en los aeropuertos es que «pierdes» durante esos días tu número de Whatsapp y tienes que estar cambiando la tarjeta todo el rato para ver quién te ha escrito.
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